Participación política: mitos y realidades
Reflexiones respecto de iniciativas como la audiencia pública, la banca del vecino y el presupuesto participativo y su relación con las elecciones en la Capital provincial, en marzo.

Mendoza, 20 de enero de 2010
En los últimos años se ha convertido en un tópico común en seminarios y congresos de derecho constitucional la referencia a nuevos mecanismos de participación ciudadana que refuerzan y completan el mero ejercicio del sufragio electoral.
No obstante, cuando analizamos la realidad de nuestro país advertimos rápidamente que, salvo contadas excepciones, existe un verdadero abismo entre el discurso de los especialistas y la concreta realidad de su aplicación.
Señalemos a priori por qué se usan cada vez más estos mecanismos. La democracia delegativa partidocrática, propia del escenario de la sociedad industrial y ahora en plena crisis, se basa en la idea de que el representante sabe más que el representado; por ello, el representado delega en él la adopción de decisiones. Sin embargo, ahora, vivimos una nueva época -que algunos autores llaman la sociedad tecnotrónica del conocimiento-, en la que se verifica por primera vez la circunstancia de que, gracias a la universalización del acceso a la educación, hay en el colectivo social más conocimiento, más experiencia y más sentido común que en los líderes.
Esto explica en gran medida el colapso terminal de la partidocracia, cada vez menos representativa y que a través de manotazos de ahogado, como la reciente ley de partidos, trata de seguir monopolizando el manejo del acceso al poder, dentro de la más clara y preciada regla del capitalismo: "todo para mí, nada para vos". Pero al mismo tiempo, en los lugares más desarrollados, donde esta realidad no es vivida de manera traumática o vergonzante por los dirigentes, sino como parte natural del proceso evolutivo, la participación ciudadana es cada vez más intensa y activa por su fuerte papel legitimador de las decisiones públicas. ¿Por qué si en el mundo están tan generalizados en nuestro país no se utilizan?
Formulamos algunas reflexiones puntuales respecto a la audiencia pública, la banca del vecino y el presupuesto participativo ya que pensamos que la instancia electoral de Capital en marzo de 2010 puede ser un oportuno y fértil espacio para el debate de estas herramientas.
La audiencia pública en nuestro medio es todavía usada más como un show mediático que como una concreta herramienta de participación. Sugerimos que debería convertirse en una etapa esencial e insoslayable de cualquier proceso de producción legislativa, sea a nivel provincial o municipal. Desde ya, impulsamos que en el nivel municipal no se pueda aprobar ningún tipo de legislación -desde un código de edificación o el presupuesto hasta la autorización de una obra- sin audiencia pública previa.
Respecto a la banca del vecino, hace poco Los Andes reflexionaba sobre su escasa utilización y trascendencia. A nuestro juicio esto se debe a que en su diseño actual, la banca del vecino está desvinculada de los temas concretos de la agenda del propio Concejo o de los temas concretos de la agenda de la ciudad.
En ese contexto, la mera concurrencia de un vecino a plantear un problema de su zona o barrio carece de la energía suficiente como para convocar la atención del Concejo o del gobierno municipal.
Por ello es necesario vincular la herramienta a los concretos temas de la agenda municipal y al trabajo de comisiones del Concejo, además de mantener un canal de recepción de inquietudes puntuales.
¿Por qué el presupuesto participativo, que se ha convertido en un clásico en muchísimas ciudades de América Latina sigue constituyendo en Mendoza una rareza absoluta?En la ciudad de Rosario, miles y miles de personas participan anualmente de las asambleas referidas al presupuesto participativo.
A nuestro juicio, la escasísima utilización de esta herramienta tiene que ver con un modelo mental muy fuerte de los líderes, que es que el presupuesto municipal es propiedad del intendente o del partido gobernante y no del colectivo social en su conjunto. Si no renovamos este modelo mental la realidad no cambiará.
Finalmente, en Mendoza, la matriz extraordinariamente conservadora de nuestra dirigencia política concentrada en los tres partidos tradicionales, entre los cuales no hay mayores diferencias -¡recordemos tan sólo la impotencia para reformar la Constitución provincial que es de 1916!-, ha hecho que estas nuevas herramientas de participación no solamente no se utilicen efectivamente sino que, además, nuestros líderes mantienen frente a ellas una mirada cínica o desconfiada, como expresando ¡a mí qué me van a venir a decir!
Reiteramos por ello que la oportunidad de la separación de elecciones de concejales de Capital, prevista para marzo de este nuevo año, brinda un espacio inmejorable para un debate encaminado a fortalecer el uso de estas herramientas y ventilar y renovar los modelos mentales de nuestros líderes.
Por Alberto Montbrun - Abogado. Ex senador provincial
Fuente: www.losandes.com.ar
Reflexiones respecto de iniciativas como la audiencia pública, la banca del vecino y el presupuesto participativo y su relación con las elecciones en la Capital provincial, en marzo.

Mendoza, 20 de enero de 2010
En los últimos años se ha convertido en un tópico común en seminarios y congresos de derecho constitucional la referencia a nuevos mecanismos de participación ciudadana que refuerzan y completan el mero ejercicio del sufragio electoral.
No obstante, cuando analizamos la realidad de nuestro país advertimos rápidamente que, salvo contadas excepciones, existe un verdadero abismo entre el discurso de los especialistas y la concreta realidad de su aplicación.
Señalemos a priori por qué se usan cada vez más estos mecanismos. La democracia delegativa partidocrática, propia del escenario de la sociedad industrial y ahora en plena crisis, se basa en la idea de que el representante sabe más que el representado; por ello, el representado delega en él la adopción de decisiones. Sin embargo, ahora, vivimos una nueva época -que algunos autores llaman la sociedad tecnotrónica del conocimiento-, en la que se verifica por primera vez la circunstancia de que, gracias a la universalización del acceso a la educación, hay en el colectivo social más conocimiento, más experiencia y más sentido común que en los líderes.
Esto explica en gran medida el colapso terminal de la partidocracia, cada vez menos representativa y que a través de manotazos de ahogado, como la reciente ley de partidos, trata de seguir monopolizando el manejo del acceso al poder, dentro de la más clara y preciada regla del capitalismo: "todo para mí, nada para vos". Pero al mismo tiempo, en los lugares más desarrollados, donde esta realidad no es vivida de manera traumática o vergonzante por los dirigentes, sino como parte natural del proceso evolutivo, la participación ciudadana es cada vez más intensa y activa por su fuerte papel legitimador de las decisiones públicas. ¿Por qué si en el mundo están tan generalizados en nuestro país no se utilizan?
Formulamos algunas reflexiones puntuales respecto a la audiencia pública, la banca del vecino y el presupuesto participativo ya que pensamos que la instancia electoral de Capital en marzo de 2010 puede ser un oportuno y fértil espacio para el debate de estas herramientas.
La audiencia pública en nuestro medio es todavía usada más como un show mediático que como una concreta herramienta de participación. Sugerimos que debería convertirse en una etapa esencial e insoslayable de cualquier proceso de producción legislativa, sea a nivel provincial o municipal. Desde ya, impulsamos que en el nivel municipal no se pueda aprobar ningún tipo de legislación -desde un código de edificación o el presupuesto hasta la autorización de una obra- sin audiencia pública previa.
Respecto a la banca del vecino, hace poco Los Andes reflexionaba sobre su escasa utilización y trascendencia. A nuestro juicio esto se debe a que en su diseño actual, la banca del vecino está desvinculada de los temas concretos de la agenda del propio Concejo o de los temas concretos de la agenda de la ciudad.
En ese contexto, la mera concurrencia de un vecino a plantear un problema de su zona o barrio carece de la energía suficiente como para convocar la atención del Concejo o del gobierno municipal.
Por ello es necesario vincular la herramienta a los concretos temas de la agenda municipal y al trabajo de comisiones del Concejo, además de mantener un canal de recepción de inquietudes puntuales.
¿Por qué el presupuesto participativo, que se ha convertido en un clásico en muchísimas ciudades de América Latina sigue constituyendo en Mendoza una rareza absoluta?En la ciudad de Rosario, miles y miles de personas participan anualmente de las asambleas referidas al presupuesto participativo.
A nuestro juicio, la escasísima utilización de esta herramienta tiene que ver con un modelo mental muy fuerte de los líderes, que es que el presupuesto municipal es propiedad del intendente o del partido gobernante y no del colectivo social en su conjunto. Si no renovamos este modelo mental la realidad no cambiará.
Finalmente, en Mendoza, la matriz extraordinariamente conservadora de nuestra dirigencia política concentrada en los tres partidos tradicionales, entre los cuales no hay mayores diferencias -¡recordemos tan sólo la impotencia para reformar la Constitución provincial que es de 1916!-, ha hecho que estas nuevas herramientas de participación no solamente no se utilicen efectivamente sino que, además, nuestros líderes mantienen frente a ellas una mirada cínica o desconfiada, como expresando ¡a mí qué me van a venir a decir!
Reiteramos por ello que la oportunidad de la separación de elecciones de concejales de Capital, prevista para marzo de este nuevo año, brinda un espacio inmejorable para un debate encaminado a fortalecer el uso de estas herramientas y ventilar y renovar los modelos mentales de nuestros líderes.
Por Alberto Montbrun - Abogado. Ex senador provincial
Fuente: www.losandes.com.ar
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