¿Están dispuestos los
gobiernos locales a asumir procesos
reales de participación ciudadana?
Melania Álvarez García
Politóloga.
Exconcejala Ayuntamiento de Carreño,
Asturias, España.
Resumen
Más allá de las intenciones de los
programas electorales, los gobiernos locales tienen que preguntarse si
realmente creen en la participación ciudadana y si están dispuestos
a asumir colaboración en la toma de
decisiones. La acción política municipal no puede dar la espalda a la evolución
de la sociedad.
Son muchos los
interrogantes que encontramos alrededor de la participación ciudadana en el
ámbito local. A pesar de haberse convertido en los últimos años en uno de los
principales compromisos de las organizaciones políticas con la sociedad civil,
en la práctica son muchas las carencias y las trabas que se encuentran los
gobiernos municipales para poner en marcha procesos de participación de la
ciudadanía.
Fruto del contexto de
crisis económica en el que nos encontramos, la participación ciudadana se ha
convertido en una de las principales demandas de la sociedad civil como parte
de la recuperación de nuestra democracia. Haciendo un repaso a los programas
electorales marco con los que las diferentes organizaciones políticas
concurrieron a las últimas elecciones municipales en España podemos comprobar
como todas y cada una de ellas hacen referencia a la necesidad de avanzar en
las formas de hacer más reales los procesos y las herramientas, a través de las
cuales, se canalice la participación de la ciudadanía en el ámbito local.
Aunque con algunos
matices, las diversas organizaciones políticas han intentado hacerse eco de las
demandas de la sociedad civil en relación a la necesaria toma en consideración
de los procesos de participación ciudadana como instrumentos necesarios para la
mejora de la vida política local. Las diferentes organizaciones políticas son
conscientes de la necesidad de explorar y avanzar en el establecimiento de
cauces de participación. Sin embargo, la realidad municipal deja en entredicho
este compromiso.
La idea de propiciar
un nuevo escenario sobre el que articular verdaderos procesos de participación
ciudadana parece, por tanto, interiorizada en cada uno de los agentes que
juegan sobre el tablero de la política municipal. Sin embargo la realidad queda
lejos de esa intención, de ese compromiso. Entonces, ¿Qué falla? ¿Dónde está el
freno?
Precisamente el
momento de la elaboración del programa electoral es el primero en el que la
participación de la ciudadanía queda muchas veces relegada a la mera aparición
de la idea en una de las propuestas que recoge el programa. En otras ocasiones,
a pesar de contar con las aportaciones de la sociedad civil a través de las
consultas a diferentes entidades del municipio, creemos que estamos
profundizando en procesos de participación ciudadana cuando en realidad nos
convertimos en un mero canal para trasladar sus propuestas a nuestro programa
electoral. En resumen, programas eternos que recogen, como si de una carta de
deseos se tratase, propuestas de unos y de otros, pero que quedan lejos de formalizar el
compromiso de ahondar en políticas de participación de la ciudadanía entre los
ámbitos político y de la sociedad civil.
Una candidatura
(entendida como el conjunto de tres elementos: candidato, organización política
y proyecto de municipio) que no haya incorporado el propiciar la participación
ciudadana como elemento fundamental en el diseño de todas las acciones que le
lleven al gobierno municipal rara vez pondrá en marcha un proceso real de
participación de la ciudadanía.
A partir de mi
experiencia adquirida en un gobierno municipal, y en relación a la puesta en
marcha de políticas activas de promoción de la participación ciudadana, he
llegado a la conclusión de que hay que tener en cuenta dos factores
fundamentales: el liderazgo político y el miedo a la pérdida del control
sobre la información.
No concibo una profundización
en políticas activas de participación en las que la máxima representación política
no lidere el proceso. Por otro lado, el miedo a la pérdida de control deja al
descubierto las debilidades, pero sobre todo las incapacidades de gestión del gobierno
local.
La combinación de ambos
elementos, dependiendo en qué grado, puede dar lugar a resultados cuanto menos complejos
de explicar, y me lleva rápidamente a pensar que son los propios gobiernos locales
quienes, por una razón u otra, dejan a un lado la participación ciudadana como
elemento básico de la acción de gobierno. Es más, sitúo la falta de compromiso
con la participación de la ciudadanía mucho antes de que un alcalde o alcaldesa
llegue a serlo.
En numerosas ocasiones
los cargos electos no son conscientes de la responsabilidad que asumen a la hora
de alcanzar el gobierno del municipio y mucho menos de las implicaciones que
tiene el poner en marcha un proceso participativo. Llegado el momento de asumir
la responsabilidad de ejercer la acción de gobierno llega la toma de decisiones
y por lo tanto llega el demostrar hasta donde estará dispuesto a llegar el gobierno
local. En este momento fundamental el liderazgo político ha de pasar la primera
prueba y concretamente, la participación ciudadana, la definitiva.
La respuesta a los
interrogantes ¿Creemos en la participación ciudadana como ventaja en el
desarrollo de la acción del gobierno?¿Estamos dispuestos a asumir colaboración
en los procesos de toma de decisiones? será fundamental a la hora de
diseñar el plan de acción del gobierno local.
La respuesta ha de
ser afirmativa o negativa, la ambigüedad no será buena compañera.
Generalmente, la
situación en la que se encuentra cada uno de los gobiernos municipales
determina en gran medida la puesta en marcha de políticas activas de participación
de la ciudadanía y podríamos diferenciar entre mayorías absolutas y gobiernos
en minoría, pero considero que la diferencia real radica únicamente en la
voluntad de plantear un gobierno diferente, una gestión política de la acción
de gobierno diferente.
De cara a afrontar
unas elecciones municipales es imprescindible dedicar tiempo a la reflexión, a
la planificación, pero en numerosas ocasiones se opta por el camino fácil. Este
camino fácil reproduce procedimientos y comportamientos legislatura tras
legislatura y sobre todo, deja en evidencia una y otra vez, los mismos errores,
la improvisación.
Se han elaborado
miles de reglamentos de participación ciudadana, se han creado aún más consejos
vecinales, sectoriales… y sin embargo, se habla cada vez más del distanciamiento
entre los ámbitos político y ciudadano. Ha llegado la hora de asumir el
liderazgo político que corresponde a las alcaldesas y a los alcaldes, ha
llegado la hora de superar el miedo a perder el control sobre la información.
Es tiempo de gobernar mirando a los ojos de la ciudadanía, estableciendo cauces
activos de información, de participación y de colaboración que hagan de la
gestión del gobierno local un ejercicio de eficacia y de eficiencia. Además es
imprescindible ganar la confianza de la ciudadanía porque cuando hablamos de
participación, hablamos precisamente de eso, de confianza, de ser capaces de compartir
espacios y de colaborar en los procesos de toma de decisiones, que al fin y al
cabo, afectarán a la ciudadanía y no hay que olvidar que quienes representan la
política local también son ciudadanos.
Quizá son demasiados
cambios los que los gobiernos locales han de asumir próximamente, pero son
tantas las ventajas que pueden verse a corto plazo que no imagino la
continuidad de un gobierno municipal que dé la espalda al nuevo escenario
político y social en el que ha de desarrollar su labor de servicio público.
Fuente:
Más Poder Local, Nº14 (2013).
Título: Participación Política y Sociedad Civil www.maspoderlocal.es
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