lunes, 4 de marzo de 2013

Opinión



¿Están dispuestos los gobiernos locales a  asumir procesos reales de participación ciudadana?


Melania Álvarez García
Politóloga. Exconcejala Ayuntamiento de Carreño,
Asturias, España.


Resumen
Más allá de las intenciones de los programas electorales, los gobiernos locales tienen que preguntarse si realmente creen en la participación ciudadana y si están dispuestos

a asumir colaboración en la toma de decisiones. La acción política municipal no puede dar la espalda a la evolución de la sociedad.



Son muchos los interrogantes que encontramos alrededor de la participación ciudadana en el ámbito local. A pesar de haberse convertido en los últimos años en uno de los principales compromisos de las organizaciones políticas con la sociedad civil, en la práctica son muchas las carencias y las trabas que se encuentran los gobiernos municipales para poner en marcha procesos de participación de la ciudadanía.
Fruto del contexto de crisis económica en el que nos encontramos, la participación ciudadana se ha convertido en una de las principales demandas de la sociedad civil como parte de la recuperación de nuestra democracia. Haciendo un repaso a los programas electorales marco con los que las diferentes organizaciones políticas concurrieron a las últimas elecciones municipales en España podemos comprobar como todas y cada una de ellas hacen referencia a la necesidad de avanzar en las formas de hacer más reales los procesos y las herramientas, a través de las cuales, se canalice la participación de la ciudadanía en el ámbito local.

Aunque con algunos matices, las diversas organizaciones políticas han intentado hacerse eco de las demandas de la sociedad civil en relación a la necesaria toma en consideración de los procesos de participación ciudadana como instrumentos necesarios para la mejora de la vida política local. Las diferentes organizaciones políticas son conscientes de la necesidad de explorar y avanzar en el establecimiento de cauces de participación. Sin embargo, la realidad municipal deja en entredicho este compromiso.
La idea de propiciar un nuevo escenario sobre el que articular verdaderos procesos de participación ciudadana parece, por tanto, interiorizada en cada uno de los agentes que juegan sobre el tablero de la política municipal. Sin embargo la realidad queda lejos de esa intención, de ese compromiso. Entonces, ¿Qué falla? ¿Dónde está el freno?

Precisamente el momento de la elaboración del programa electoral es el primero en el que la participación de la ciudadanía queda muchas veces relegada a la mera aparición de la idea en una de las propuestas que recoge el programa. En otras ocasiones, a pesar de contar con las aportaciones de la sociedad civil a través de las consultas a diferentes entidades del municipio, creemos que estamos profundizando en procesos de participación ciudadana cuando en realidad nos convertimos en un mero canal para trasladar sus propuestas a nuestro programa electoral. En resumen, programas eternos que recogen, como si de una carta de deseos se tratase, propuestas de unos y de otros,  pero que quedan lejos de formalizar el compromiso de ahondar en políticas de participación de la ciudadanía entre los ámbitos político y de la sociedad civil.
Una candidatura (entendida como el conjunto de tres elementos: candidato, organización política y proyecto de municipio) que no haya incorporado el propiciar la participación ciudadana como elemento fundamental en el diseño de todas las acciones que le lleven al gobierno municipal rara vez pondrá en marcha un proceso real de participación de la ciudadanía.

A partir de mi experiencia adquirida en un gobierno municipal, y en relación a la puesta en marcha de políticas activas de promoción de la participación ciudadana, he llegado a la conclusión de que hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: el liderazgo político y el miedo a la pérdida del control sobre la información.
No concibo una profundización en políticas activas de participación en las que la máxima representación política no lidere el proceso. Por otro lado, el miedo a la pérdida de control deja al descubierto las debilidades, pero sobre todo las incapacidades de gestión del gobierno local.

La combinación de ambos elementos, dependiendo en qué grado, puede dar lugar a resultados cuanto menos complejos de explicar, y me lleva rápidamente a pensar que son los propios gobiernos locales quienes, por una razón u otra, dejan a un lado la participación ciudadana como elemento básico de la acción de gobierno. Es más, sitúo la falta de compromiso con la participación de la ciudadanía mucho antes de que un alcalde o alcaldesa llegue a serlo.

En numerosas ocasiones los cargos electos no son conscientes de la responsabilidad que asumen a la hora de alcanzar el gobierno del municipio y mucho menos de las implicaciones que tiene el poner en marcha un proceso participativo. Llegado el momento de asumir la responsabilidad de ejercer la acción de gobierno llega la toma de decisiones y por lo tanto llega el demostrar hasta donde estará dispuesto a llegar el gobierno local. En este momento fundamental el liderazgo político ha de pasar la primera prueba y concretamente, la participación ciudadana, la definitiva.

La respuesta a los interrogantes ¿Creemos en la participación ciudadana como ventaja en el desarrollo de la acción del gobierno?¿Estamos dispuestos a asumir colaboración en los procesos de toma de decisiones? será fundamental a la hora de diseñar el plan de acción del gobierno local.

La respuesta ha de ser afirmativa o negativa, la ambigüedad no será buena compañera.
Generalmente, la situación en la que se encuentra cada uno de los gobiernos municipales determina en gran medida la puesta en marcha de políticas activas de participación de la ciudadanía y podríamos diferenciar entre mayorías absolutas y gobiernos en minoría, pero considero que la diferencia real radica únicamente en la voluntad de plantear un gobierno diferente, una gestión política de la acción de gobierno diferente.
De cara a afrontar unas elecciones municipales es imprescindible dedicar tiempo a la reflexión, a la planificación, pero en numerosas ocasiones se opta por el camino fácil. Este camino fácil reproduce procedimientos y comportamientos legislatura tras legislatura y sobre todo, deja en evidencia una y otra vez, los mismos errores, la improvisación.

Se han elaborado miles de reglamentos de participación ciudadana, se han creado aún más consejos vecinales, sectoriales… y sin embargo, se habla cada vez más del distanciamiento entre los ámbitos político y ciudadano. Ha llegado la hora de asumir el liderazgo político que corresponde a las alcaldesas y a los alcaldes, ha llegado la hora de superar el miedo a perder el control sobre la información. Es tiempo de gobernar mirando a los ojos de la ciudadanía, estableciendo cauces activos de información, de participación y de colaboración que hagan de la gestión del gobierno local un ejercicio de eficacia y de eficiencia. Además es imprescindible ganar la confianza de la ciudadanía porque cuando hablamos de participación, hablamos precisamente de eso, de confianza, de ser capaces de compartir espacios y de colaborar en los procesos de toma de decisiones, que al fin y al cabo, afectarán a la ciudadanía y no hay que olvidar que quienes representan la política local también son ciudadanos.
Quizá son demasiados cambios los que los gobiernos locales han de asumir próximamente, pero son tantas las ventajas que pueden verse a corto plazo que no imagino la continuidad de un gobierno municipal que dé la espalda al nuevo escenario político y social en el que ha de desarrollar su labor de servicio público.

Fuente: Más Poder Local, Nº14 (2013).
Título: Participación Política y Sociedad Civil
www.maspoderlocal.es

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