Diez claves para
aplicar políticas de participación ciudadana
Secretario Asociación
Valenciana de Politólogos
AVAPOL.
Resumen
Estamos siendo partícipes de una situación política y social donde la ciudadanía tan sólo toma parte de asuntos públicos mediante manifestaciones u organizaciones asamblearias. El ciudadano debe de exigir a nuestros representantes políticos mejores herramientas e instrumentos para que su voluntad sirva para construir o diseñar mejores políticas públicas. En este artículo, presentamos, a modo de consejos, algunas claves que la clase política debe de tener en cuenta antes de comenzar con políticas de participación ciudadana.
En momentos como en
los que vivimos, la Administración Pública no puede obviar el malestar
ciudadano, tanto hacia la clase política como hacia los poderes del Estado. A
diario somos espectadores de numerosos casos de corrupción o deslegitimación
que no hacen más que impactar directamente en la pérdida de calidad
democrática. Nuestros representantes han de tomar las medidas necesarias para
que todo aquel ciudadano que quiera y desee participar en los asuntos públicos
lo realice de una manera eficaz, eficiente y ágil.
Frente a tal
complejidad de la Administración Pública, los ciudadanos se dan cuenta de que
su influencia mediante el voto disminuye y su confianza en las instituciones públicas
corre la misma suerte. Consecuencia de ello, estamos casi acostumbrados a oír
hablar de “déficit democrático” y de pérdida de legitimidad de los poderes
públicos.
Parece obvio por tanto, pero no por ello menos necesario, que expongamos las principales ventajas que tiene reforzar las relaciones entre ciudadanos e instituciones públicas. Entre ellas destacamos las siguientes:
Políticas públicas de
más calidad.
Mediante los tres
ejes de la participación ciudadana, esto es, la información, la consulta y la
participación activa, se proporciona a la administración pública una mejor base
para la elaboración de políticas públicas, lo que convierte a ésta en una
institución en constante aprendizaje. Ello garantiza una implantación más
eficaz de dichas políticas públicas, ya que los ciudadanos están familiarizados
con las mismas, al participar en su elaboración o diseño.
Creciente confianza
en lo público.
La información, la
consulta y la participación activa ofrecen a la ciudadanía una oportunidad
magnífica para familiarizarse con los proyectos de la administración pública,
para aportar su punto de vista y para contribuir en la toma de decisiones. La
administración pública ofrece flexibilidad, lo que la vuelve más creíble ante
los ojos del ciudadano, poseedor de la soberanía del Estado. Al generar
confianza en la Administración y al mejorar la calidad de las políticas públicas,
el aumento y consolidación de las relaciones público ciudadanas aumenta la
legitimidad del gobierno.
Fortalecimiento de la
democracia.
Incrementando y
apostando por la participación ciudadana lo hacemos también en transparencia de
la administración pública. Es por ello que el fortalecimiento de las relaciones
entre la administración pública y los ciudadanos promociona la creación de una
ciudadanía activa y participativa, favoreciendo con ello el arraigo en la
sociedad. Además, con ello estimulamos el compromiso de la ciudadanía con la res
pública, incitándolos, por ejemplo, a participar en los comicios convocados,
a involucrase en las decisiones o debates públicos o a participar en el tejido
asociativo.
Llegado el momento en el que el representante político o delegado en la materia decide contar con el apoyo, opinión o debate de la ciudadanía es importante que tenga en cuenta una serie de pautas para evitar el desánimo o la frustración de la buena voluntad política.
Debemos ser muy conscientes de que los procesos de participación ciudadana no se crean ni consolidan puntualmente, sino que son la consecuencia de un largo y enriquecido proceso de debate y diálogo entre gobernantes y gobernados.
Para intentar evitar lo anteriormente expuesto, a continuación se detallan diez claves, a modo de consejo, para que nuestros representantes políticos conozcan de forma premeditada las consecuencias y efectos que se pueden encontrar cuando aplican procesos de participación ciudadana.
1Consejo: “Póngase en
lugar de los ciudadanos”
Sea empático y trate a los ciudadanos con respeto. En primer lugar, la
institución pública ha de preguntarse ¿Por qué los ciudadanos estarían deseosos
de ser informados o de contribuir?. Cuando los gobiernos y sus representantes
no asumen el punto de vista de los ciudadanos, pueden tener expectativas irreales
sobre sus respuestas. De allí que, a menudo, surge un sentimiento de decepción.
Por otra parte, si los representantes públicos adoptan una actitud compasiva hacia
los ciudadanos, las relaciones con ellos se pueden tornar más difíciles, en
lugar de mejorarse.
Esto significa
adaptar su lenguaje y su actitud hacia el público y hacer que la interacción
instituciones públicas- ciudadano sea atractiva e interesante, cordial, honesta
y sin condescendencia.
2. Consejo: “Considere
el tema con seriedad y formalismo”
Llenar el municipio de kilos de folletos, panfletos y carteles no sirve
para reforzar las relaciones entre la administración municipal y los
ciudadanos.
Para obtener buenos
resultados en la aplicación de instrumentos o herramientas de participación
ciudadana, las instituciones públicas deben preparar detalladamente las
actividades de información, consulta y participación activa. Reforzar las
relaciones entre instituciones públicas y ciudadanos, representa todo un
trabajo –un trabajo interesante, incluso apasionante– que debe tomarse con
seriedad.
3 Consejo: “Adopte
una política (herramientas y medios) coherente”
Tenga en cuenta que el fortalecimiento de las relaciones público-ciudadana
es, ni más ni menos, una política en sí misma. Es un apoyo útil para
la toma de decisiones del gobierno y para el proceso democrático.
No sustituye la
responsabilidad gubernamental en materia de toma de decisiones. No constituye
una alternativa a las instituciones ni a los procedimientos formales de la
democracia representativa, tales como los debates en el parlamento y las
elecciones. Por el contrario, representa un importante complemento y se puede
utilizar ampliamente como tal. Es por ello que las instituciones públicas deben
de ser conscientes de que lo importante es el tipo de política que se implementa.
4 Consejo: “Sea
creativo e imaginativo”
No existe solución o patrón a la medida para cada una de las
dificultades. Las
relaciones instituciones públicas-ciudadanos varían de un municipio a otro.
Es por eso que las
instituciones públicas deben concebir sus actividades en función de sus
situaciones y problemas y demostrar creatividad e innovación.
Todo es más fácil,
por ejemplo, si se hace uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y la
Comunicación (NTIC) ya que ofrecen oportunidades nuevas
y apasionantes.
Aunque, por contra, es importante al respecto que se tenga en cuenta que las
instituciones están gravemente equivocadas si piensan que van a encontrar en
las NTIC la respuesta inmediata a todos sus restos y problemas.
5 Consejo: “Medie, juzgue
y arbitre los conflictos de interés.”
Admita y controle el reto político de la diversidad de opiniones. ¿Qué sucede cuando
las Administraciones Públicas reciben aportaciones desde varias fuentes aportaciones
contradictorias?. Entonces, ¿A quién obedecer o seguir?. La respuesta está en
que las instituciones públicas descubran que quizás deben hacer todo a la vez:
tienen que tomar decisiones y demostrar iniciativa, así como estar atentas al
público. Tienen que tomar en cuenta intereses difusos y organizados, arbitrar
entre los intereses existentes, tomando en consideración simultáneamente la
continuidad y el cambio.
6. Consejo: “Motive e involucre a sus
colaboradores”
Adopte una actitud abierta y participativa, tanto dentro como fuera de la
Administración Pública. Si las instituciones públicas piden a los ciudadanos
hacer aportaciones importantes en la elaboración de una política, pueden
también utilizar sus recursos internos para este mismo fin. La participación de
los funcionarios o de agentes externos contratados para ello, así como de los
ciudadanos, no significa que se renuncie al derecho de tomar decisiones.
Significa tomar decisiones siguiendo caminos diferentes. Algunos miembros de la
jerarquía interna de la institución pública pueden temer que la información y
la participación a gran escala de los funcionarios públicos provoquen una mayor
carga de trabajo y esfuerzos adicionales.
En cambio, está
demostrado que poco a poco se impregnan de una cultura interna de apertura,
transparencia y compromiso que favorece, al fin y al cabo, en el
fortalecimiento de las relaciones entre instituciones públicas y ciudadanos.
7. Consejo: “Cumpla
sus promesas y compromisos.”
El engaño y las manipulaciones se volverán contra usted. El éxito vendrá de la
mano de la confianza. Si las instituciones públicas quieren fortalecer y/o
aumentar sus relaciones con los ciudadanos, deben cumplir sus promesas. Fingir
informar plenamente a los ciudadanos, pedirles su opinión, invitarles de manera
activa a participar en la elaboración de una política sin hacerlo
verdaderamente, no podrá sino decepcionar a los ciudadanos y volver más difícil
su participación futura. Aunque se posean las mejores intenciones, las instituciones
públicas pueden entramparse en promesas no cumplidas y ciudadanos
decepcionados, ya sea debido a interrupción de iniciativas por falta de medios,
o porque los responsables no han valorado correctamente lo que está en juego.
8. Consejo: “Tenga
muy en cuenta el factor tiempo”
Se necesita de mucho tiempo si se quiere fortalecer las relaciones entre
las instituciones públicas y la ciudadanía. Informar, consultar,
motivar, sensibilizar o promover la participación son actividades que exigen tiempo,
pero no necesariamente dinero. Digamos franca y llanamente las cosas: los
ciudadanos no van a confiar más en la administración pública simplemente porque
ésta empezó a involucrarlos en la preparación
de una medida nueva. Asimismo, los ciudadanos no están en condiciones de
participar en un proceso de toma de decisiones si no han tenido tiempo de
familiarizarse con lo que está en juego y de elaborar sus propias propuestas.
9. Consejo: “Acostumbrarse
a recibir fuerte críticas”
El debate, la crítica y la diversidad de opiniones forman parte de la
democracia. Consultar
o hacer partícipes a los
ciudadanos en la toma de decisiones rara
vez es síntoma de plebiscito o aplauso al gobierno de turno. En particular, si los
ciudadanos han tenido pocas oportunidades de expresarse, pueden aprovechar esta
primera oportunidad para manifestar su ira, desengaño o frustración. Lo mejor
en estos casos es prepararse para descubrir que las ideas de los ciudadanos no
coinciden exactamente con las suyas: después de todo, el objetivo perseguido es
recoger las ideas de los ciudadanos.
10. Consejo: “no se
lo piense, ¡Actúe Ahora!”
Más vale prevenir que curar. Tome la iniciativa y aproveche todas las
oportunidades. No espere que su gobierno enfrente dificultades y esté obligado
a reaccionar.
Trate de impedir la
aparición de problemas vinculados a una mala relación con los ciudadanos, no
espere para actuar que estalle una crisis. Es fácil para los poderes públicos
conservar la confianza de los ciudadanos, pero muy difícil recuperarla cuando se
ha perdido.
Fuente: Más Poder Local, Nº14 (2013).
Título: Participación Política y Sociedad Civil
www.maspoderlocal.es

No hay comentarios.:
Publicar un comentario