Hace más de 15 años estoy abocado a la participación ciudadana, como docente, investigador y promotor de la misma, tanto desde el sector público a través de la colaboración con distintas iniciativas y proyectos de organizaciones de la sociedad civil.Considero que un conjunto de hechos me fueron acercando hacia esta temática. Puedo citar en ese sentido, mi participación en la ECO 92 de Río de Janeiro, donde pude comprobar el despliegue de tantas personas y organizaciones en pos del planeta; la realización en 1994 de una investigación sobre los elementos facilitadores de la participación en el marco constitucional comparado de la Argentina; sumado al hecho de recorrer más de cien ciudades promoviendo espacios de participación a través de acciones de asistencia técnica y docencia.
Pero por sobre todo, tengo el convencimiento que la participación contribuye sustancialmente al fortalecimiento democrático.
En todo ese tiempo junto a mis estudios, trabajos y experiencias, lejos de certezas fueron creciendo mis preguntas en torno a la participación.
¿Como puede desarrollarse en plenitud? ¿En que temáticas de la vida local? ¿Cuáles son los procedimientos concretos que la facilitan? ¿Cómo podemos superar los obstáculos para su implementación? ¿Es posible trasladar experiencias concretas? ¿Cuáles son los caminos para su extensión cuantitativa y cualitativa? ¿No estaremos a veces a través de ella sólo legitimando determinado “status quo”? o en sentido: ¿Cómo podemos lograr que sea un camino efectivo para la adquisición de capacidades, la cohesión o la emancipación?.
Resulta muy alentador que los últimos años la participación ciudadana haya ingresado con tanto vigor a la agenda pública y se hayan multiplicado los mecanismos jurídicos para materializarla.
Considero que es necesario seguir explorando varias de sus facetas: sus lineamientos conceptuales, el aspecto metodológico en búsqueda de fórmulas eficaces de implementación, claro está adaptado a las distintas realidades locales; el rol y compromiso del Estado en todos sus niveles para con ella y la relación de la participación con las normas y el marco jurídico. Y en esto último punto quiero poner especial énfasis porque derecho y participación, no siempre se dan la mano... El camino está abierto, espero que me acompañen.
Leopoldo J. Fidyka
En todo ese tiempo junto a mis estudios, trabajos y experiencias, lejos de certezas fueron creciendo mis preguntas en torno a la participación.
¿Como puede desarrollarse en plenitud? ¿En que temáticas de la vida local? ¿Cuáles son los procedimientos concretos que la facilitan? ¿Cómo podemos superar los obstáculos para su implementación? ¿Es posible trasladar experiencias concretas? ¿Cuáles son los caminos para su extensión cuantitativa y cualitativa? ¿No estaremos a veces a través de ella sólo legitimando determinado “status quo”? o en sentido: ¿Cómo podemos lograr que sea un camino efectivo para la adquisición de capacidades, la cohesión o la emancipación?.
Resulta muy alentador que los últimos años la participación ciudadana haya ingresado con tanto vigor a la agenda pública y se hayan multiplicado los mecanismos jurídicos para materializarla.
Considero que es necesario seguir explorando varias de sus facetas: sus lineamientos conceptuales, el aspecto metodológico en búsqueda de fórmulas eficaces de implementación, claro está adaptado a las distintas realidades locales; el rol y compromiso del Estado en todos sus niveles para con ella y la relación de la participación con las normas y el marco jurídico. Y en esto último punto quiero poner especial énfasis porque derecho y participación, no siempre se dan la mano... El camino está abierto, espero que me acompañen.
Leopoldo J. Fidyka
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