viernes, 4 de septiembre de 2009

Corrientes

Para la ciudad, el Presupuesto Participativo

Por: Julio Roberto Polimeni

24/8/2009 . Se está poniendo “de onda”, como dicen los chicos.

Es el tema del Presupuesto Participativo (en adelante, “PP”). Está en boca de algunos de los candidatos y de los temarios de municipios donde se reformará la Carta Orgánica municipal. Lo cierto es que se ha empezado a hablar de la cuestión porque también la llamada Democracia Participativa forma parte de la jerga de políticos, funcionarios y organizaciones de la sociedad civil y, en este marco, el PP sería una de sus herramientas.

Pero, ¿qué es el Presupuesto Participativo? Es un mecanismo por el cual una porción del presupuesto corriente del municipio (en el caso analizado) para obras públicas se destina a proyectos provenientes de la sociedad civil, es decir de distintos barrios de la ciudad. Es decir, que dicho dispositivo económico implica un cambio institucional que -más allá del porcentaje del presupuesto destinado por la Municipalidad para tal fin- debería conducir a un cambio en la calidad de gestión de la cosa pública. Interesa resaltar en esta nota las implicancias que el PP tendría en el proceso democrático y en la sociedad civil de la ciudad de Corrientes.

Ciertos mecanismos de la Democracia Participativa se han ido incorporando a las distintas constituciones desde el año 1.994 en el nivel nacional y local, tendientes en su mayoría a producir cambios en el manejo de la política y a ampliar los derechos civiles. El PP, sin embargo, tiende a producir cambios de orden económico al ceder una parte del presupuesto a las comunidades barriales. Estos límites tienen apariencia material y se vislumbran en los primeros tramos del proceso. Aún así, será de suma importancia que el PP, una vez desarrollado, produzca nuevas modalidades de gestión en el Estado local y en la sociedad civil.

Por la misma razón, es importante que el diseño del PP tenga en cuenta dos requerimientos básicos: una sociedad civil con cierto grado de organización comunitaria dispuesta a valorar su responsabilidad en la gestión social del PP y, a la vez, un municipio dispuesto firmemente a descentralizar la gestión en el extenso espacio urbano. Si la participación comunitaria está limitada a ciertos barrios o zonas de la ciudad sería importante que el PP avance a partir de estos lugares y que no se haga un lanzamiento masivo. Si la descentralización de la gestión municipal queda sólo en los discursos habrá que buscar los caminos para producir cambios que la conviertan en una realidad concreta.

Hay suficiente camino recorrido, tanto en el nivel nacional como internacional. En la provincia lo aplica Bella Vista desde el año 2.006, amagan con incorporarlo los municipios de Goya y Paso de la Patria. La ciudad de Corrientes ha perdido una buena oportunidad, al abortar la posibilidad de reforma de su Carta Orgánica hasta el año 2.010. Sin embargo, se pueden aprovechar estos dos años para preparar el terreno: convocar a los actores real y potencialmente interesados, analizar la viabilidad del PP en la ciudad, diseñar el proceso e incorporar el tratamiento del PP en oportunidad de la reforma de la Carta Orgánica municipal en las elecciones del año 2.010.

No deja de ser un buen tiempo, libre en los primeros tramos de disputas electorales, pero habrá que empezar a recorrerlo tras la asunción de las autoridades que resulten electas en setiembre. Porque más allá de los números -como señalábamos precedentemente- el PP es un proceso por el cual la sociedad civil toma en sus manos junto al poder estatal el manejo de la cosa pública. Aquí resulta ganadora la sociedad democrática -acosada en los últimos años por formas de representación política cada vez más cuestionadas- a través de un municipio que “le suelta a las manos” a sus recursos y se compromete a administrarlos en función de las necesidades específicas de las barriadas correntinas.

Se torna prácticamente imposible gestionar lo local de manera tradicional en una ciudad que ha crecido exponencialmente. Descentralizar, por ello, no está “de onda”: es un imperativo acorde a los nuevos tiempos que se viven y a una sociedad que unas veces vacilante, muchas otras decidida, quiere marcar el paso de la vida en democracia.

Fuente: www.corrientesopina.com.ar

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