Equidad de género: una cuestión de hombres
Por Leopoldo Fidyka
Resultan muy importante la lucha de las mujeres por sus derechos y la visibilización, canalización y comunicación de problemáticas emergentes en distintos ámbitos, y constituye uno de los grandes avances en materia de derechos del último siglo. Pero aún así, todavía carecemos de maneras idóneas para canalizar, potenciar y articular las contribuciones masculinas, con vista a un enfoque integral de género.
La misma Declaración de Beijing alienta a los hombres a participar plenamente en todas las acciones encaminadas a garantizar la igualdad, pero resulta imprescindible plantear formas concretas de involucramiento y compromiso.
En materia de género, prima la necesidad de dar un salto cualitativo en pos de la incorporación de los varones. La época de miradas parciales debe dar paso y enriquecerse con un profundo debate en procura de acciones convergentes y específicas de hombres y mujeres en pos de la equidad de género e igualdad de oportunidades. Esa lucha es de todas/os y es una necesidad central que así sea concebida, porque en definitiva, es un proceso por la concreción de los derechos humanos y la profundización de la democracia.
Comprendiendo que la perspectiva de género implica una mirada crítica sobre aquellas situaciones que generan o reproducen desigualdad entre mujeres y varones, los hombres tenemos mucho que ver y debemos estar por demás implicados en esa transformación cultural y de relaciones de poder.
Desde nuestro lado, queda mucho por hacer: reflexionar sobre la identidad masculina y sus proyecciones, la superación de estereotipos machistas y el fomento de actitudes equitativas entre hombres y mujeres, entre otras acciones y muchísimo para desaprender. Debemos replantear nuestros roles, explorar nuestra polaridad, plantear acciones para comunicarlas, articularlas y enriquecerlas con las luchas de ellas.
Convencidos de una histórica desigualdad mujeres y hombres, necesitamos compartir - haciendo el nuevo camino, y para ello a repensar aportes, roles, responsabilidades y nos obliga en consecuencia como varones, a cuestionarnos y revisar en nuestra mochila que cosas debemos dejar, cuales incorporar, para sacar a la luz todo lo que tenemos para compartir con vistas a la concreción de esa deseada igualdad.
En ese marco resulta plenamente auspicioso que de a poco se multipliquen grupos, redes e iniciativas que incorporación la visión y el compromiso de los hombres por la igualdad e incluso esta tendencia se está transformando en una política pública mediante la creación de distintos espacios institucionales para tales fines en diferentes gobiernos locales. Pequeños pasos aún, pero pasos ciertos, concretos y crecientes en un camino que será imprescindible recorrer.
Por Leopoldo Fidyka
Resultan muy importante la lucha de las mujeres por sus derechos y la visibilización, canalización y comunicación de problemáticas emergentes en distintos ámbitos, y constituye uno de los grandes avances en materia de derechos del último siglo. Pero aún así, todavía carecemos de maneras idóneas para canalizar, potenciar y articular las contribuciones masculinas, con vista a un enfoque integral de género.
La misma Declaración de Beijing alienta a los hombres a participar plenamente en todas las acciones encaminadas a garantizar la igualdad, pero resulta imprescindible plantear formas concretas de involucramiento y compromiso.
En materia de género, prima la necesidad de dar un salto cualitativo en pos de la incorporación de los varones. La época de miradas parciales debe dar paso y enriquecerse con un profundo debate en procura de acciones convergentes y específicas de hombres y mujeres en pos de la equidad de género e igualdad de oportunidades. Esa lucha es de todas/os y es una necesidad central que así sea concebida, porque en definitiva, es un proceso por la concreción de los derechos humanos y la profundización de la democracia.
Comprendiendo que la perspectiva de género implica una mirada crítica sobre aquellas situaciones que generan o reproducen desigualdad entre mujeres y varones, los hombres tenemos mucho que ver y debemos estar por demás implicados en esa transformación cultural y de relaciones de poder.
Desde nuestro lado, queda mucho por hacer: reflexionar sobre la identidad masculina y sus proyecciones, la superación de estereotipos machistas y el fomento de actitudes equitativas entre hombres y mujeres, entre otras acciones y muchísimo para desaprender. Debemos replantear nuestros roles, explorar nuestra polaridad, plantear acciones para comunicarlas, articularlas y enriquecerlas con las luchas de ellas.
Convencidos de una histórica desigualdad mujeres y hombres, necesitamos compartir - haciendo el nuevo camino, y para ello a repensar aportes, roles, responsabilidades y nos obliga en consecuencia como varones, a cuestionarnos y revisar en nuestra mochila que cosas debemos dejar, cuales incorporar, para sacar a la luz todo lo que tenemos para compartir con vistas a la concreción de esa deseada igualdad.
En ese marco resulta plenamente auspicioso que de a poco se multipliquen grupos, redes e iniciativas que incorporación la visión y el compromiso de los hombres por la igualdad e incluso esta tendencia se está transformando en una política pública mediante la creación de distintos espacios institucionales para tales fines en diferentes gobiernos locales. Pequeños pasos aún, pero pasos ciertos, concretos y crecientes en un camino que será imprescindible recorrer.
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