lunes, 16 de noviembre de 2015

participacion ciudadana en la gestión del agua




Participación ciudadana en la gestión del agua

En América latina, la gestión de los recursos hídricos continúa diseñándose de manera sectorizada, centralizada y poco coordinada.

Por Eugenia Alaniz*


El agua constituye una necesidad primordial para el desarrollo integral de las poblaciones humanas. Sin embargo, es un recurso escaso en cantidad y calidad, lo que lo convierte en un tema de gran preocupación a nivel global.
La rapidez del deterioro del recurso natural ha limitado el espacio de recuperación que demanda su ciclo ordinario, poniendo en riesgo la higiene, las condiciones de vida y de la salud pública. También pone en peligro la calidad de los alimentos y de la ganadería, ya que pueden generarse epidemias y enfermedades que causan la muerte.
En consecuencia, repercute de forma desfavorable en la equidad social, la economía y el desarrollo sustentable.
A través de la historia, ha predominado el manejo del agua desde una perspectiva reducida, eludiendo las consecuencias sociales y las que perjudican el ambiente.
El manejo integral de los recursos hídricos expone la necesidad de procesos de descentralización y la integración de las poblaciones locales en el manejo, la administración y el aprovechamiento de esos recursos.
Cambios fundamentales
En América latina, la gestión de los recursos hídricos continúa diseñándose de manera sectorizada, centralizada y poco coordinada. Los que tienen a su cargo la planificación y la gestión del agua suelen reaccionar de modo coyuntural ante una nueva crisis que la involucra, tales como inundaciones, sequías, problemas de salud pública, de emergencia, la ruptura de una cañería principal o en atención a intereses especiales, de índole política, por ejemplo.
La participación de la sociedad civil en la gestión ambiental ha sido planteada en múltiples espacios nacionales e internacionales como una necesidad, una responsabilidad y un derecho.
El principio 10 de la Cumbre de Río plantea que “el mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados. Toda persona debe tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de la cual dispongan las autoridades públicas, así como la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones (...)”.
Una de las aspiraciones en la que se sostiene el informe “Estado de la Nación” en materia de armonía con la naturaleza reza que “la sociedad civil participa en el diseño, ejecución y seguimiento de medidas de protección y manejo responsable y sostenido de los recursos naturales”.
La intervención de la población permite, en primer lugar, realizar mejores diagnósticos de los problemas existentes, generar un conjunto más amplio de alternativas para resolver los retos planteados y movilizar los recursos humanos y materiales con que cuentan diversos actores sociales.
La participación ciudadana en la gestión del agua se considera una estrategia para lograr el desarrollo sustentable en el ámbito local. Permite a los decisores considerar asuntos, perspectivas y opciones diferentes al definir un problema; recopilar conocimientos nuevos del área social, económica y ambiental; tomar decisiones justas, legítimas y consistentes en el aspecto ambiental y manejar conflictos sociales, reuniendo a las partes involucradas y a los distintos grupos de interés en la etapa inicial, en la que aún es factible realizar cambios.
Las decisiones participativas son importantes debido a que las cuencas fluviales son necesariamente sinérgicas: las actuaciones realizadas en cualquier punto de estas inciden en el conjunto.
Los usuarios y residentes en una cuenca deben compartir y resolver las tensiones generadas por el uso del agua, además, porque el agua se presenta con características irregulares. Ello obliga a tomar numerosas decisiones imprevistas, para las que resulta inadecuado un sistema basado en fórmulas rígidas y predeterminadas
Argentina es un país marcadamente heterogéneo en cuanto a la disponibilidad, con dos tercios de su territorio constituido por regiones áridas y semiáridas y sólo un tercio rico en fuentes de agua, fundamentalmente superficiales, que representan el 84 por ciento de las disponibilidades hídricas del país.
El crecimiento del consumo industrial y productivo con efluentes volcados sin tratamiento y un desarrollo desorganizado de importantes asentamientos poblacionales marginales determinan un considerable grado de deterioro del recurso hídrico, como consecuencia de su inadecuada explotación y del volcado y la infiltración de todo tipo de sustancias contaminantes.
Por ello, se identifican en Argentina significativos desafíos desde el punto de vista de la gestión de los recursos hídricos y de la disponibilidad espacial, temporal y en calidad adecuada, para los usos posibles o deseables.
El mejoramiento de la participación de la sociedad civil y de las autoridades locales se constituye en un mecanismo de control indispensable para que los servicios de agua y saneamiento se presten en las condiciones de calidad requeridas.

*Geóloga, coordinadora de la Licenciatura  en Gestión Ambiental de la Universidad Blas Pascal


Fuente: http://www.lavoz.com.ar


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