Repensando la participación política ciudadana en la era digital
Mucho se habla por estos días de gobiernos abiertos. Sin embargo, en proporción, poco se habla de su correlato político: las ciudadanías abiertas o las nuevas formas de participación política ciudadana en la era digital.
¿Cuánto ha cambiado la capacidad que tienen las ciudadanas y los ciudadanos para participar políticamente a través de Internet y la telefonía móvil? ¿Es necesario pensar y repensar estos procesos en relación a las democracias a nivel global/regional?
En la era digital, ¿es posible pensar que sólo existen gobiernos abiertos gracias a que también se construyen ciudadanías abiertas? Sí, es posible pensarlo. Incluso, bien puede afirmarse que es la participación política ciudadana la que favorece, permite y construye los gobiernos abiertos.En tiempos de tecnologías digitales e Internet, las formas de participación política comienzan crecer, a potenciarse y a atravesar un proceso de renacimiento.
¿La participación política ciudadana es sinónimo de voto electrónico? En este punto es prudente y necesario hacer una aclaración. El voto popular es, sin dudas, una de las formas de participación política: es, hasta el momento, la forma de participación política por antonomasia. Sin embargo, el voto y las urnas electrónicas son un tema bien diferente y, en muchos puntos, forman parte de soluciones indeseables y riesgosas para el futuro de las democracias a nivel global.
Entonces, ¿qué son estas nuevas formas de participación política ciudadana? Las tecnologías digitales, Internet y las redes de telefonía móvil están resignificando profundamente la gestión de derechos básicos y fundamentales para la vida democrática.
A medida que crece la inclusión digital, a medida que aumenta la cantidad de ciudadanos que pueden expresarse y ejercer sus derechos a través de los medios electrónicos, la participación política ciudadana se ve enriquecida.
Los correos electrónicos, los foros de discusión, las cadenas de diapositivas, los salones de chat, la mensajería instantánea, los mensajes de texto, las páginas web y los blogs significaron y significan un cambio sustancial en este tipo de participación a nivel global.Algo similar ocurre con las diferentes formas de expresión, diálogo y participación política que se producen a través de las plataformas comerciales y redes sociales: Facebook, Twitter, Youtube, Google Plus o Ning.
La posibilidad de que cualquier ciudadana o ciudadano (incluido tecnológicamente) pueda armar en minutos una página web, un blog o suscribirse a una red social que la/lo habilite a expresarse y le permita recibir comentarios, citas o referencias, favorece la construcción de diálogos distribuidos que cambian, complementan y, cada vez más, reemplazan la relación política que la ciudadanía mantenía con los gobiernos y los grandes medios de comunicación (prensa, radios y televisión).
Ahora bien, ¿todas las formas de participación política ciudadana mediadas por las tecnologías digitales son necesariamente buenas y deseables para las democracias a nivel global? Es claro que las tecnologías digitales (y las tecnologías en general) no son neutras. Éstas traducen, codifican y solidifican estados de relaciones e intereses.
En este punto, es necesario pensar estos procesos críticamente. Es necesario repensar estas mediaciones político-tecnológicas.Entre otras preguntas relevantes, ¿cuáles son las tecnologías digitales, redes o plataformas que más favorecen las construcciones democráticas y las formas abiertas de participación ciudadana a nivel global? Y, entonces, ¿cuáles son las que más sirven, funcionan o convienen en la región sur del mundo? ¿Son las mismas? ¿Por qué? Éstas son, pura y simplemente, preguntas políticas. Sus múltiples y diversas respuestas se construyen tecnológica, social y políticamente.
Telam. Publicado en www.terra.com.ar
Mucho se habla por estos días de gobiernos abiertos. Sin embargo, en proporción, poco se habla de su correlato político: las ciudadanías abiertas o las nuevas formas de participación política ciudadana en la era digital.
¿Cuánto ha cambiado la capacidad que tienen las ciudadanas y los ciudadanos para participar políticamente a través de Internet y la telefonía móvil? ¿Es necesario pensar y repensar estos procesos en relación a las democracias a nivel global/regional?
En la era digital, ¿es posible pensar que sólo existen gobiernos abiertos gracias a que también se construyen ciudadanías abiertas? Sí, es posible pensarlo. Incluso, bien puede afirmarse que es la participación política ciudadana la que favorece, permite y construye los gobiernos abiertos.En tiempos de tecnologías digitales e Internet, las formas de participación política comienzan crecer, a potenciarse y a atravesar un proceso de renacimiento.
¿La participación política ciudadana es sinónimo de voto electrónico? En este punto es prudente y necesario hacer una aclaración. El voto popular es, sin dudas, una de las formas de participación política: es, hasta el momento, la forma de participación política por antonomasia. Sin embargo, el voto y las urnas electrónicas son un tema bien diferente y, en muchos puntos, forman parte de soluciones indeseables y riesgosas para el futuro de las democracias a nivel global.
Entonces, ¿qué son estas nuevas formas de participación política ciudadana? Las tecnologías digitales, Internet y las redes de telefonía móvil están resignificando profundamente la gestión de derechos básicos y fundamentales para la vida democrática.
A medida que crece la inclusión digital, a medida que aumenta la cantidad de ciudadanos que pueden expresarse y ejercer sus derechos a través de los medios electrónicos, la participación política ciudadana se ve enriquecida.
Los correos electrónicos, los foros de discusión, las cadenas de diapositivas, los salones de chat, la mensajería instantánea, los mensajes de texto, las páginas web y los blogs significaron y significan un cambio sustancial en este tipo de participación a nivel global.Algo similar ocurre con las diferentes formas de expresión, diálogo y participación política que se producen a través de las plataformas comerciales y redes sociales: Facebook, Twitter, Youtube, Google Plus o Ning.
La posibilidad de que cualquier ciudadana o ciudadano (incluido tecnológicamente) pueda armar en minutos una página web, un blog o suscribirse a una red social que la/lo habilite a expresarse y le permita recibir comentarios, citas o referencias, favorece la construcción de diálogos distribuidos que cambian, complementan y, cada vez más, reemplazan la relación política que la ciudadanía mantenía con los gobiernos y los grandes medios de comunicación (prensa, radios y televisión).
Ahora bien, ¿todas las formas de participación política ciudadana mediadas por las tecnologías digitales son necesariamente buenas y deseables para las democracias a nivel global? Es claro que las tecnologías digitales (y las tecnologías en general) no son neutras. Éstas traducen, codifican y solidifican estados de relaciones e intereses.
En este punto, es necesario pensar estos procesos críticamente. Es necesario repensar estas mediaciones político-tecnológicas.Entre otras preguntas relevantes, ¿cuáles son las tecnologías digitales, redes o plataformas que más favorecen las construcciones democráticas y las formas abiertas de participación ciudadana a nivel global? Y, entonces, ¿cuáles son las que más sirven, funcionan o convienen en la región sur del mundo? ¿Son las mismas? ¿Por qué? Éstas son, pura y simplemente, preguntas políticas. Sus múltiples y diversas respuestas se construyen tecnológica, social y políticamente.
Telam. Publicado en www.terra.com.ar
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