miércoles, 10 de junio de 2009

Tarso - Colombia

Tarso: nuevos caminos de democracia participativa en Colombia

Dani Vilaró, técnico de la Agencia Catalana de Cooperación, explica en este texto como los vecinos de Tarso viven un experimento de gobernabilidad participativa que, en mitad de un contexto de violencia, quiere avanzar hacia la paz.


La población de Tarso se encuentra al suroeste del departamento de Antioquia. Es un pequeño pueblo de 7.000 habitantes, verde, rodeado de montañas, a poco menos de un centenar de kilómetros de la segunda ciudad de Colombia, Medellín.

Eminentemente agrícola (es productor de plátano, de café y de zumo de caña de azúcar, la panela), Tarso vive ahora un proceso esperanzador de participación ciudadana y consolidación política e institucional después de años de violencia practicada por actores armados como la guerrilla, primero, y los grupos paramilitares después y hasta hace bien poco: a duras penas cinco años.

Ahora Tarso vive inmerso en un experimento de gobernabilidad participativa y profundización democrática que implica instituciones como el ayuntamiento del pueblo y también sus habitantes, y que apenas acaba de hacer seis años: la Asamblea Municipal Constituyente.Pero antes de explicar el proceso de Tarso y de otros municipios de Colombia con sus asambleas constituyentes (más de 300 ya), conviene entender que el conflicto armado colombiano tiene unas raíces muy profundas, que van más allá del surgimiento de las actuales guerrillas en los años 60 y de su enfrentamiento militar con el Estado.

La democracia colombiana ha sido impregnada por una política de intereses privados por encima de los colectivos y ha sufrido una carencia de consolidación institucional y de vertebración del Estado que ha impedido que la mayor parte de la población se sintiera reconocida. Las políticas al servicio de las élites, la exclusión social, la pobreza y la carencia de opciones democráticas han sido constantes a lo largo de la historia del país.

Tarso es un buen ejemplo para explicar como, desde la ciudadanía, desde la base, y con la complicidad de algunas instituciones, algunos municipios de Colombia dicen basta e intentan juntos cambiar esta situación de debilidad del Estado y favorecer caminos de construcción de paz y gobernabilidad.

La Asamblea Municipal Constituyente de Tarso es un espacio de representación y participación ciudadana, donde diferentes actores sociales, políticos e institucionales deliberan democrática y públicamente sobre políticas públicas y desarrollo local para llegar a acuerdos.

Basada en los principios de soberanía popular y de autonomía local que establece la Constitución colombiana de 1991, la Asamblea Constituyente se abre a los habitantes del municipio y los invita a construir el bien común y a cerrar espacios a la guerra.

“O nos unimos, o nos hundimos”
La Asamblea está constituida por 120 portavoces, nombrados por la misma comunidad. El actual alcalde del pueblo, Ignacio Castaños, es alcalde constituyente y forma parte de la presidencia colegiada de la Asamblea.

En el órgano podemos encontrar a la policía, los propietarios, los campesinos, los jóvenes, los escolares y educadores, y también a ex guerrilleros como Alirio Orrayave, con 18 años de lucha armada a la espalda con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla del país en número de combatientes y actualmente en conversaciones de paz con el Gobierno Uribe en la Havana.
Alirio es uno de los padres e impulsores de la Asamblea, tras constatar que la lucha armada ya no es un camino viable para el municipio y para el país. “Con las armas no se construye nada, y con fórmulas como las constituyentes sí podemos empezar a bastir la cosa pública y a robar espacios al conflicto. Y sin disparar ni un tiro: esto, por sí mismo, ya es un éxito”, afirma convencido.

Con valores como la democracia participativa, el desarrollo humano sostenible y la convivencia pacífica, la Asamblea participa mano a mano con el ayuntamiento en el Plan de Desarrollo Municipal, el Presupuesto Participativo, la rendición de cuentas y el control social del municipio, con el objetivo de consolidar el Estado de Derecho.

Y tras seis años de actividades, se han conseguido algunos hitos, como el respecto de los actores armados, que ya no son activos en Tarso, la confianza y el empoderamiento ciudadano en todo el proceso mediante pequeñas asambleas constituyentes sectoriales como la de jóvenes o, incluso la de niños, y el desarrollo de proyectos productivos agrícolas que persiguen el desarrollo y la sostenibilidad de las 16 “veredas” o barrios rurales que rodean el casco urbano de Tarso.

Además, el municipio ha desarrollado también políticas públicas para gente grande y niños, pactadas desde la Asamblea.“Somos un proceso histórico que cuestiona los modelos tradicionales de gestión pública en Colombia, los intereses que alimentan el conflicto armado y la dificultad que implica frenar la violencia estructural. Queremos una Colombia más equitativa”, afirma Alirio Orrayave.

Alirio no pierdo la sonrisa, aún cuando el proceso constituyente no es fácil y a menudo ha de enfrentarse a personas o grupos que desconfían o que sencillamente se oponen abiertamente. Hay amenazas verbales e incluso físicas: Alirio, por su pasado de combatiente en la guerrilla, vive habitualmente en Medellín, 100 kilómetros al norte de Tarso, porque es un personaje conocido y porque algunas poblaciones de los alrededores son zonas de antigua presencia y control paramilitares.

Ahora los retos de Tarso y su pequeña Asamblea Constituyente, y de las otras asambleas desperdigadas por el país, pasan por dotarse de una estructura jurídica dentro del marco constitucional para conseguir que las propuestas y transformaciones que se formulan sean vinculantes y no sólo recomendaciones que siempre quedarán sometidas a la voluntad política del máximo responsable del municipio. No es fácil, incluso cuando en Antioquia, la gobernación del departamento apuesta claramente y desde el 2003 funciona la asamblea de asambleas constituyentes como órgano coordinador a nivel regional.

En Tarso lo tienen claro y uno de los retos principales es presentar un candidato único, consensuado desde la constituyente, a las próximas elecciones municipales previstas para el otoño, como ya pasó en 2004 con el alcalde actual. Lo explica Alirio mientras pasea por el borde del río Cauca, próximo al municipio. “Antes por el río bajaban cuerpos de personas desaparecidas, ahora incluso yo mismo puedo pasear por ahí”, dice.El Gobierno de Cataluña sigue comprometido con Tarso y en Colombia.

En el marco de la línea de construcción de paz y prevención de conflictos, Colombia es un país prioritario para la cooperación catalana, como país que sufre un conflicto armado interno. Así, la ACCD quiere contribuir a la construcción de la paz y la gobernabilidad democrática a través de iniciativas que, como la de Tarso, promuevan el desarrollo económico, equitativo y sostenible, el fortalecimiento institucional, la participación ciudadana y los procesos de diálogo y de construcción de paz y la inclusión y participación de los sectores tradicionalmente más excluidos y vulnerables, como las mujeres, los campesinos, los indígenas y la población afrocolombiana.


(*) Dani Vilaró es técnico de comunicación de la Agencia Catalana de Cooperación para el Desarrollo (ACCD), organismo que gestiona la política de cooperación al desarrollo, construcción de paz y acción humanitaria de la Generalitat de Cataluña para contribuir a modificar las relaciones norte-sur.

Este artículo ha sido publicado en catalán en el Suplemento La Pau del mes de mayo de la revista
El Triangle

Fuente: Canal Solidario-OneWorld 2007

Un aporte de Gloria Beatriz Ceballos Tamayo


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