martes, 19 de enero de 2016

Galicia: participación ciudadana en urbanismo

COMPOSTELA VELLA


Una peculiar participación ciudadana


La semana pasada, concretamente el pasado 22, la Concellería de Espazos Cidadáns (Urbanismo) invitaba a las asociaciones relacionadas con la ciudad histórica a un encuentro en el Pazo de Raxoi. El objetivo era iniciar un proceso de participación ciudadana en torno a la redacción del nuevo Plan Especial. Sin embargo, en el inicio de la reunión el Concello 2.0 rápidamente aclaró que del Plan Especial ya se encargaban ellos, que el documento de inicio estaba prácticamente acabado, pues el trámite de Avaliación Ambiental Estratégica se iniciaría en enero, y que el documento completo estaría listo a finales de 2016. En definitiva que no se preocupe nadie del tema: el Plan Especial ya está "resuelto".

Apartado el debate sobre el plan especial en el primer minuto de la reunión, el debate se centró en el Plan de Gestión, algo así como el Plan Especial 2.0, un documento innovador que es independiente del Plan Especial, que carece de fuerza normativa y que no regula derechos ni deberes de los ciudadanos. No obstante, a dar ideas para este documento sí fueron invitados los asistentes a la reunión. El Concello se guardó de no poner sobre la mesa ninguna idea concreta, y menos aun, algún compromiso material. De nada sirvió que, al menos, desde tres asociaciones diferentes se solicitara que el Ayuntamiento aclarase cuál era el referente de gestión de ciudad histórica en el que Santiago debería inspirarse: ¿Qué ciudad debe ser nuestro referente? Ante uma pregunta tan sencilla y certera, el concelleiro, simplemente, cedió el turno de la palabra al siguiente interviniente.

En definitiva, la "nueva participación ciudadana" parece que sólo afecta a los documentos sin fuerza normativa, y parece que olvida el principio fundamental de la participación: que es un cauce de comunicación entre el poder y el ciudadano y que su reto es salvar la evidente desigualdad de este diálogo. Para ello la participación ciudadana debe garantizar tres puntos básicos.

Primeramente, que la participación debe producirse sobre un documento aportado por el poder en el que se expresen las ideas o planes objeto de participación, documento que debe quedar públicamente registrado, pues se trata de evitar que el poder pueda cambiar sustancialmente su plan dando por cumplido el trámite de escuchar lo que los ciudadanos opinan. Un proceso de participación basado en unas palabras lanzadas al aire un martes por la tarde a puerta cerrada, en su propia casa y sin ningún registro fehaciente ni presencia de la prensa, es desde el principio un proceso de participación fraudulento.

En segundo lugar, el poder debe facilitar un cauce de comunicación en el que las aportaciones, reivindicaciones y quejas de los ciudadanos queden fehacientemente registradas. No se puede pretender sustituir este trámite por una reunión informal en el despacho que el hombre de confianza del concejal tiene ahora en la Plaza de Cervantes. Charlar un rato no es un vehículo a la participación pues este modelo ni garantiza ser efectivamente recibido, ni deja rastro de las comunicaciones aportadas, y por tanto, sólo conduce a una "desatención personalizada".

Y en tercer lugar, el poder debe obligarse a contestar públicamente todas las comunicaciones iniciadas por sus ciudadanos y no pretender que confiemos en que lo han entendido, que han hecho todo lo que era posible y que todas las comunicaciones han sido atendidas... En definitiva, el modelo de participación 2.0 que el concejal ofreció a los compostelanos el pasado martes, día 22, se basa en la idea de "lo vamos hablando" y "confía en mí". Y por supuesto desde el principio general de "no te preocupes por el viejo Plan Especial", y mejor hablamos del "nuevo Plan de Gestión"


Fuente: http://www.elcorreogallego.es/


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